martes, 10 de julio de 2007

PARIS

Paris, la ciudad refugio de bohemios y artistas, la ciudad del amor, de la luz, icono del pensamiento libre,....Muchos calificativos para una ciudad que nos encantó y a la que pensamos volver pues siempre parecen pocos los días que pasar en Paris.

Compartimos viaje con otros familiares y hasta los peques disfrutaron aunque tenían que andar bastante de unos lugares a otros. Ya sabemos que la vida del turista es así.

Primer día: 

El centro de Paris alberga un patrimonio extraordinario del que vamos a hacer breves referencias.

Empezamos por la Isla de la Cité y en ella el Palacio de Justicia o Conciergerie donde estuvo presa María Antonieta, última reina de Francia.


La capilla de Sainte Chapelle, con su asombrosa decoración.






El ayuntamiento de Paris que ocupa el edificio neo-renacentista que fue Hotel de la Ville.



La catedral de Nôtre Dame, uno de los templos góticos más antiguos del mundo y otro de los iconos que ver en París.











Saliendo de la Isla de la Cité recorrimos el barrio latino donde encontramos buenos sitios donde comer y un ambiente muy animado y en cuanto al patrimonio artístico, el Panteón, una construcción neoclásica del siglo XVIII y lugar de descanso eterno de diferentes personalidades de la cultura y la política francesa. Allí se encuentran las tumbas de Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Marie Curie o Jean Monnet, entre otros. 





Luego un paseo por los Jardines de Luxemburgo, contemplando el palacio y sus rincones.
La construcción del palacio y los jardines tuvo lugar entre los años 1615 y 1617 cuando María de Médicis, cansada de la vida en el Louvre, decidió ordenar la construcción de un palacio a la italiana hecho a su medida.
Con el estallido de la Revolución Francesa el Palacio acabó convertido en una prisión, mientras que durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado como cuartel por los alemanes, que construyeron un bunker en el jardín.





Y para finalizar el día, por el barrio de San Germain vimos la iglesia del mismo nombre, la más antigua de París, fundada en el 543 y que es parte de una antigua abadía benedictina.



Segundo día: 

Ir a Paris y subir a la Torre Eiffel es de obligado cumplimiento. Es todo un emblema de Paris y uno de los mejores miradores de la ciudad. Desde arriba se divisa todo Paris y aunque el día estaba nublado son reconocibles todos los monumentos más relevantes.

 


 


   


 


 


 

Después de la Torre Eiffel nos dirigimos al Palacio Nacional de los Inválidos, uno de los monumentos más importantes de París y que acoge la sepultura de Napoleón.
El complejo arquitectónico fue edificado en el siglo XVII como residencia para los soldados franceses retirados del servicio y posee también una iglesia.


   





Volvimos a la otra orilla del Sena cruzando el puente Alejando III que une Los Inválidos con el Gran Palais y el Petit Palais.
El puente fue inaugurado con motivo de la Exposición universal de 1900 y está dedicado al zar ruso Alejandro III. 






Ya que estábamos cerca del Sena hicimos un paseo en batobus para volver a contemplar otra panorámica de algunos de los monumentos que habíamos visto el día anterior: la Conciergerie, Notre Dame,.....


 


 


Volvimos al punto donde habíamos salido y desde allí y por la Avenida de los Campos Elíseos llegamos al Arco de Triunfo.


Más tarde, vuelta atrás hacia la Plaza de la Concordia y el Museo del Louvre.



Nuestro paseo por los jardines de Tullerias terminaba en la plaza donde se encuentra otro Arco de triunfo, el del Carrusel, que al igual que el Arco de Triunfo de la Plaza de Gaulle se construyó para conmemorar las victorias militares de Napoleón. 

Visitamos el museo porque además se puso a llover y fue nuestro refugio.

 


Por la noche es también una maravilla ver la Torre Eiffel


 



Tercer día: 
Otro de los barrios de París por los que merece la pena perderse es Montmartre, un área bohemia que ha estado muy vinculada con el arte desde tiempo atrás.
Uno de los atractivos de esta zona es el Sacre Coeur o Basílica del Sagrado Corazón que se encuentra en una colina de Montmartre.


Fue construida con mármol travertino por eso destaca por su resplandeciente color blanco. Su estilo arquitectónico  está inspirado tanto en la arquitectura románica como en la bizantina








El techo del ábside, está decorado con un precioso mosaico del sagrado Corazón


En Montmartre vimos también la iglesia de San Pierre.


Y volviendo hacia el centro la Iglesia de San Eustaquio que tiene una imponente fachada. 

La iglesia se considera una obra maestra de la arquitectura gótica tardía y por ello tiene  detalles renacentistas. 



 


 
Este momento de descanso fue ante la Opera Garnier, otro edificio monumental de París.

Enfrente del Museo del Louvre está la Iglesia de San Germain L´Auxerrois, atestiguada ya en el siglo VII.





















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